México no logró defender su veto al maíz transgénico frente a Estados Unidos y Canadá, luego de más de un año de disputas bajo el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC). El panel internacional emitió un fallo en contra del Gobierno mexicano, argumentando que las medidas impuestas no se basaron en principios científicos y violaron los compromisos comerciales establecidos en el acuerdo. Tanto EE. UU. como Canadá sostuvieron que el maíz genéticamente modificado es seguro para el consumo humano y animal, una postura respaldada por el fallo.
La representante Comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, informó que el panel avaló las siete reclamaciones legales presentadas por su país, señalando que las restricciones mexicanas al maíz transgénico carecían de sustento científico y afectaban el acceso al mercado acordado en el tratado. Según el fallo, emitido el 20 de diciembre, México tiene 45 días para modificar sus políticas, de lo contrario, enfrentará sanciones comerciales. Aunque el Gobierno mexicano expresó su desacuerdo con la resolución, aseguró que cumplirá con las disposiciones dictadas por el árbitro internacional.
El panel concluyó que México no realizó las evaluaciones de riesgo requeridas bajo estándares internacionales ni permitió a las otras partes del TMEC participar en el análisis de sus medidas. Además, calificó las restricciones impuestas como más restrictivas al comercio de lo necesario y recomendó ajustarlas para cumplir con los compromisos adquiridos en el tratado. Si bien México justificó sus acciones como un intento de proteger la biodiversidad y la salud pública, el panel consideró que estas no cumplían con las normas científicas ni comerciales requeridas.
Por su parte, Estados Unidos celebró el fallo como una victoria para sus exportadores agrícolas. El secretario de Agricultura, Tom Vilsack, aseguró que la decisión garantiza el acceso pleno al mercado mexicano para los productores estadounidenses y subrayó que las políticas biotecnológicas de México contradijeron décadas de evidencia científica sobre la seguridad del maíz transgénico. Este resultado representa un golpe para las aspiraciones del Gobierno mexicano de restringir el uso de biotecnología en su sistema alimentario.